Antes de la irrupción de la fotografía digital, era fácil trabajar como fotógrafo en un concierto. Tanto en pequeñas salas como en espacios donde era imprescindible la acreditación, no solía haber demasiada “pelea” entre fotógrafos, o entre fotógrafos y público. Y a pesar de no existir el ISO 6400, se podían sacar buenas fotos, en las que el grano daba atractivo a la foto, en vez de confundirse con el incómodo y antiestético ruido.
Ahora, es habitual ir a un concierto en una sala, y ver en primera línea seis o siete réflex, cuando el público apenas llega a las 100 personas. La mayor parte de los fotógrafos, sean profesionales o no, no tienen un encargo específico de realización de fotografías.
Y quien no lo tenga, debería mantener una cosa clara: lo primero es el concierto (músicos y público) y después, si cabe, estarían nuestras fotos.
Obviamente, no es lo mismo un concierto punkie que el de un trío de Jazz clásico, y lo que cito a continuación debería graduarse en la medida en la que el concierto sea más exigente en cuanto a comportamiento, pero hago una propuesta a quienes acudan a conciertos a fotografiar, mediante “medio decálogo” a considerar por quien quiera hacerlo:
1. Cuida tu vestimenta.
No seas más visible que el propio concierto. Un fotógrafo en primera línea puede despistar al público en muchos momentos: procura vestir de estricto negro, y sin rótulos en la espalda de la camiseta. También es importante para el trabajo de otros fotógrafos.
No ayuda un cameraman con horrible camisa a cuadros, al que hay que intentar ocultar tras la impresionante cantante de los Delegators:
Para camuflar al cámara hay que prescindir del fantástico vestido rojo:
2. Cuida tus movimientos.
Recuerda que estás en primera línea,: si el público está sentado (ummmm… ese delicioso concierto de Jazz) y te incorporas cerca del escenario, tú eres el centro de todas las miradas. Incorpórate sólo en las zonas laterales. Si el concierto es de pie y sin zona de acreditados (always Rock an Roll), no abuses de moverte a un lado y a otro apartando al público de tu camino: si lo hacen todos los fotógrafos constantemente, acabarán odiándonos.
3. Se debe oir sólo el concierto.
Esto obviamente, sólo atañe a ese tipo de conciertos íntimos: cuidado con el sonido de tu obturador. Puede molestar no sólo al público, sino que puede destrozar un momento de concentración de un músico. Reccuerdo a Brad Meldhau desistiendo de seguir un tema por una ráfaga de un fotógrafo de prensa. Cuida también el ruido de tu calzado y donde pisas.
Por cierto: si te mueves por el escenario, y hay “máquinas de humo”, ¡cuidado!: sueltan un líquido muy resbaladizo.
4. Respeta al profesional: lo que vale, cuesta.
A todos nos hace ilusión, cuando somos principiantes, que nos cojan unas fotos para publicar en prensa, para la sala, para el grupo…. Pero recuerda que muchas veces hay profesionales de la fotografía trabajando, y que tú regales material, aunque sea de inferior calidad, puede arruinar su trabajo e inversión en equipo.
Obviamente, en este punto vale también la opinión contraria: puedes regalar tu material si te apetece. Pero ten en cuenta que devaluamos nuestro trabajo, y tal vez tú algún día te plantees percibir una compensación por algo que tiene valor y coste. No me parece disparatado que también deba tener precio.
Sólo tenlo en cuenta: después haz lo que quieras.
5. Nunca uses flash en un concierto. Por favor, no lo hagas.
Si quieres fotos de músicos perfectamente nítidas, bien expuestas, etc., y no eres capaz de conseguirlas en esa sala del demonio que no tiene prácticamente luz, propón a los músicos que hagan contigo una sesión de estudio. Probablemente estarán encantados, y ahí podrás regular la luz a tu antojo. En el concierto en penumbra, haz fotos de concierto en penumbra, que se trata de eso.
Hay que distinguir los conciertos en los que se puede trabajar prácticamente con cualquier parámetro de exposición, porque tiene una iluminación tremenda (grandes escenarios), como por ejemplo:
De los conciertos en salas pequeñas, con iluminación que, de existir, juega ala contra, donde hay que buscar otro tipo de fotografía:
Recuerda que la nitidez no es el objetivo. Sólo es uno de los recursos de los que puedes tirar… o no.
Un concierto son condiciones lumínicas extremas, y lo segundo que consigues al usar el flash, es cargarte el ambiente de concierto. ¿Qué es lo primero que consigues?: obviamente, molestar; al músico, al público, y a los otros fotógrafos.
También produces este efecto si usas flashes en inalámbrico que te permiten ubicar los responsables de algunas salas. Aunque no obtienes las fotos planas de un flash frontal, quitas el color original del concierto, y no sabes lo desagradable que es para otro fotógrafo, estar con el ojo en el visor en condiciones de oscuridad, y que de repente se te meta por ahí un flashazo. Te quedas ciego un buen rato; y sin fumar nada.
Hace falta tirar muchas fotos de conciertos
¡Claro!. Y estudiar un poquito también. Cada día la tecnología nos lo pone más fácil, pero no nos educa el ojo.
Importantes apuntes y por supuesto, mas aún el ponerlos en práctica 😉
Un saludo Donca
Saludosss
Creo que te olvidaste algo. De advertir de que si van a hacer fotos no estorben a quien la está haciendo. Estoy hasta el gorro de que cuando tienes la cámara a punto, enfocas y esperas ese instante májico que se produce cuando el músico acaba una frase en que, por décimas de segundo, se queda medio quieto, justo ahí, te aparece delante una cabeza de gili… – perdón, buena persona queria decir – con una cámara al que le da lo mismo si te estorba o no. Y pasa, demasiado a menudo.
Saludos
También pasa, sí. Pero yo cobro/pago una cerveza cada vez que me lo hacen/lo hago 🙂
Eres un crack!!!!
Gracias Rafa 😉